Leishmaniosis

Qué es la leishmaniosis

La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria causada por protozoos del género Leishmania que afecta fundamentalmente al hombre y al perro, dando lugar a un amplio espectro de procesos patológicos que pueden ir desde cuadros cutáneos autorresolutivos a procesos viscerales de evolución mortal.

Es transmitida por insectos flebotomos y se caracteriza por la parasitación de las células del sistema fagocítico del hospedador. Es rara en el gato.

En el hombre da lugar a procesos cutáneos, mucocutáneos y viscerales, causados por distintas especies de Leishmania distribuidas por todo el mundo. En Europa se presentan dos fomas de leishmaniosis, cutánea y visceral, de forma endémica aunque con baja prevalencia, ambas producidas por L. infantum. En el mundo se estimaba que había unos 14 millones de personas infectadas.

La enfermedad no se transmite por contacto directo de persona a persona o de animal a persona.

En España, entre los animales silvestres que actúan como reservorios destacan los conejos y las liebres.Otros cánidos salvajes como el zorro, lobo y el chacal aparecen parasitados en una proporción similar a los perros, aunque su baja densidad y su lejanía del hombre les resta importancia como reservorios. Se han aislado parásitos en diferentes roedores así como en lagartijas, gallinas, équidos y gatos pero sólo actúan como hospedadores paraténicos y, por tanto, sin valor epidemiológico.

Patogenia

La relación parásito-hospedador que se establece entre las leishmanias y el perro es muy compleja pues está condicionada por una gran variedad de factores, tanto del parásito como del hospedador, que interaccionan de forma diversa y que hacen que la enfermead evolucione de forma también muy variada. Esto se traduce en la existencia de un espectro de situaciones distintas, que van desde la ausencia de enfermedad hasta el desarrollo de procesos muy graves, con cuadros clínicos muy variado, que se pueden resumir en dos posibilidades excluyentes: el desarrollo progesivo de la enfermedad, que en la mayoría de las ocasiones conduce a la muerte o el desarrollo de resistencia y, por tanto, el control o resolución de la infección.

Sintomatología

La característica más importante de la leishmaniosis canina es que al ser una enfermedad sistémica puede afectar a numerosos sistemas u órganos por lo que, en la práctica, hay que incluirla en la mayoría de los diagnósticos diferenciales.

Los signos de comienzo son muy inespecíficos y pueden pasar desapercibidos: se ha observado una alteración del estado general, con pérdida de peso constante, aunque ligera, acompañada de astenia, apatía y en ocasiones anorexia y fiebre.

Las alteraciones cutáneas, bajo forma de depilaciones en regiones periorbitaria y auricular, alguna leve adenopatía en poplíteos y preescapulares y, en algunos casos, conjuntivitis seromucosa son síntomas de aparición esporádica. En ocasiones se señalan procesos hemorrágicos como uno de los primeros síntomas de la enfermedad.

Según avanza la enfermedad, determinados síntomas pueden ser más destacados en unos animales que en otros. Pueden ser síntomas generales inespecíficos, aumento de ganglios linfáticos de forma generalizada y presencia de alteraciones cutáneas.

Entre los síntomas inespecíficos podemos destacar:

  • Hipertermia (39-40 ºC).
  • Apatia y astenia.
  • Anorexia.
  • Polidipsia.
  • Pérdida de peso, que puede ser muy acusada.

Las alteraciones de la piel pueden variar desde pérdida de pelo limitada con abundante caspa, localizadas sobre todo en la región dorsolumbar y zona de la cara y orejas, hasta dermatitis con úlceras de tamaño y aspecto variable, localizadas sobre todo alrededor de los ojos, nariz, puntas de las orejas, salientes óseos y en la región interdigital. En muchos casos, estas lesiones cutáneas van acompañadas de alteraciones en las uñas.

Cuando la evolución es negativa, se produce un agravamiento del cuadro clínico, destacando sobre todo el adelgazamiento, que puede llegar a ser extremo, disfunción hepática, infecciones secundarias que conducen a bronconeumonías o gastroenteritis y la falla renal que la mayoría de las veces es la responsable de la muerte.

Prevención

En la medida de lo posible hay que proteger al perro de la picadura del vector con lo que impediremos la inoculación del parásito. Para ello:

Mantener las perreras en condiciones higiénicas óptimas: los flebotomos tienen su paraiso en las perreras, ya que se pueden alimentar, ocultarse durante el día y criar. Evitar las grietas en las paredes, deben ser lisas porque facilitan la aplicación de insecticidas, aunque lo ideal son pinturas con insecticida incluso por la parte de fuera de la perrera. El suelo de cemento o de material fácil de limpiar, no poroso, que impida la acumulación de humedad y materia orgánica. También pueden disponer de trampas de luz ultravioleta como atrayente, con electrocutores eléctricos o papel adhesivo.

Eliminar las ratas puesto que sus madrigueras sirven de lugar de cría de los flebotomos y también pueden actuar como reservorio.

Evitar la acumulación de basuras en las inmediaciones, sobre todo orgánicas, incluidos restos vegetales, donde los flebotomos pueden criar.

Proteger a los animales con algún tipo de repelente es una práctica obligatoria.

Los perros que llevan collares insecticidas o son tratados con pipetas u otros productos repelentes apenas son atacados por los flebotomos. En zonas de riesgo debería ser una práctica habitual proteger a los perros para evitar que sean picados y, de esa manera, infectados.

El empleo de vacunas para el desarrollo de resistencia a la enfermedad es una buena medida de la que disponemos en la actualidad.

También debemos saber que:

  • El mayor riesgo de picadura se produce durante la temporada de calor, desde mayo hasta octubre; aunque no nos debemos fiar del calendario.
  • Las horas de actividad del mosquito son al anochecer y primeras horas de la noche y del amanecer. Se debe evitar pasear con nuestro perro en las horas sin luz solar y que duerma en el exterior.
  • El riesgo es mayor sobre todo tras días de lluvias y temperatura templada.

Para más información no lo dude: Consulte a su veterinario.